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San Lorenzo.— "Por mis hijos quiero que esto se investigue y se haga Justicia, la plata no me va a devolver a mi marido", así se expresó ante La Capital, Norma Iñíguez, la mujer de 30 años, que hace una semana perdió a su esposo en un accidente que además le costó la vida a otros dos trabajadores mientras trabajaban cambiando un caño cloacal en la zona norte de esta ciudad.

   En su vivienda de barrio Moreno, Norma, todavía shockeada por el desgraciado episodio, brindó detalles de cómo fue el día de la desgracia, que por esas ironías del destino se produjo en la fecha que su esposo cumplía 33 años y lo aguardaba su familia para agasajarlo.



"Siempre tuve miedo".

Según cuenta la mujer ese día habló varias veces por teléfono con Carlos: "Yo siempre lo llamaba o él pasaba un ratito por acá a buscar algo para comer, siempre tuve miedo que algo le pasara por eso, si no me contestaba, agarraba la moto y me iba para la obra a verlo y recién ahí me quedaba tranquila" contó.

   Volviendo al día de la tragedia Norma recuerda: "A eso de las 19.30 lo llamé para preguntarle cuánto le faltaba ya que iba a venir gente a comer un asado por el cumpleaños y me dijo "Mamá estamos terminando, dame media hora y estoy por allá".



Carteles y presentimiento.

En la casa todavía se encuentran los carteles que Jenifer y Kevin, los hijos de ocho y seis años del matrimonio, habían preparado para recibir a su padre en el día de su cumpleaños, en ese momento la voz de Norma se entrecorta y recuerda: "Ese mediodía a la nena se le llenaron los ojos de lágrimas, y me contó que tenía miedo por su papá, es como que algo presintió".

   Lo cierto es que Norma esa noche no esperó e insistió con los llamados que ya no tuvieron respuesta.



Dos veces.

"Llamé dos veces, la primera no atendió y la segunda alguien cortó el teléfono. Ahí salí a la calle para ir a la obra y un hermano mío me paró", recordó angustiada Norma.

   La mujer relata que cuando dijo lo que imaginaba a su hermano, éste le expresó para tranquilizarla que era un accidente con chicos lo que había ocurrido cerca de las vías. Sin embargo pese a los esfuerzos por detenerla ella logró llegar al lugar del hecho y ahí se halló con un panorama desolador: "Yo quería pasar pero no me dejaban, veía que había algo en el piso. De pronto alguien me dijo que me fuera para el hospital".



Esperanzas perdidas.

La noche del accidente tanto los heridos como los cuerpos de los fallecidos fueron trasladados al Hospital Granaderos a Caballo: "No sé cuántas horas pasaron en el hospital hasta que me dijeron lo que pasó, yo hasta último momento tenía la esperanza de que Carlos saliera caminando y me dijera que estaba bien, no obstante eso nunca pasó".

   Diez años de casados llevaban Carlos y Norma, una familia que tenía como objetivo vivir dignamente, pero que fue destruida precisamente por las condiciones indignas en las que muchos trabajadores se desempeñan: "Mis hijos están destrozados, a veces no sé qué decirles, cuando llega la hora en la que el padre llegaba de trabajar a la nena le empieza a doler la panza".



Una soguita.

Norma continúa recordando en su mente angustiada frases de sus hijos. Su nene, Kevin, le dijo "Si papá hubiese tenido una soguita y la ataban a la chata en una de esas se salvaba".

   Por otra parte la mujer se explayó sobre las condiciones laborales y sostuvo: "Muchas veces lo he visto trabajar, no tenían nada para la seguridad, una vez fui y estaba trabajando enterrado hasta casi la cintura, por eso siempre tuve miedo".

   García hacía siete meses que trabajaba para Gear SRL, una empresa de Capitán Bermúdez, contratista de Aguas Santafesinas SA: "Muchas veces me dijo si a mí me pasa algo tenés que ser fuerte, creo que él sabía que algo le podía ocurrir, éramos muy unidos, teníamos muchos sueños los cuatro, yo le prometí ser fuerte pero cuando los chicos me preguntan por qué papá nos dejó me quedo sin ninguna respuesta".



Aves negras.

El año pasado la Delegación San Lorenzo del Colegio de Abogados de Rosario lanzó una campaña junto a la Unidad Regional XVII de policía para evitar el manejo de datos de personas o familiares que sufren accidentes en favor de determinados estudios jurídicos.

   Sin embargo en este triste hecho la campaña parece no haber tenido efecto: "Al otro día del accidente comenzamos a recibir llamados de abogados que nos ofrecían sus servicios, no sé de dónde sacaron los datos pero llamaron a varios miembros de la familia y hasta vinieron a golpear la puerta", contó Norma asombrada y afirmó: "El dinero no le va a devolver el padre a mis hijos, pero sí me interesa que se haga Justicia".